Hace apenas una semana, más de 80 millones de personas presenciaban el primer debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos: Hillary Clinton y Donald Trump. Muchos de esos espectadores éramos ciudadanos mexicanos atentos a propuestas que podrían tener impacto en nuestro país. Advertidos de que ambos candidatos tienen la intención de revisar el TLCAN y otros acuerdos internacionales, la inquietud tenía sustento.

Las decisiones de Estados Unidos en materia de comercio exterior tienen gran relevancia de este lado de la frontera, no hay quien lo dude; pero también es cierto que la globalización abre nuevas oportunidades que no podemos ni debemos ignorar. Particularmente en Alemania, el primer socio de México en Europa, las condiciones de cooperación e intercambio son estratégicas y sumamente convenientes.

Sin embargo, en pleno Año de Alemania en México 2016/2017, las evidencias indican que ni el gobierno ni el sector empresarial de nuestro país están valorando este mercado en su real magnitud. Así lo reafirmó recientemente, en una entrevista con la Deutsche Welle, el dr. Stephan Jost, representante de la fundación alemana Konrad Adenauer Stiftung en México: “En general, tengo la impresión de que Alemania mira más hacia México que viceversa”.

La observación de Jost se refleja en los hechos. Mientras Alemania exportó en el 2015 más de 11,000 millones de euros a México (22% más que el año anterior), las ventas de nuestro país ese año apenas alcanzaron los 4,500 millones de euros.

La Cámara Mexicano-Alemana de Comercio e Industria (Camexa), a cargo de Johannes Hauser, reporta 1,900 compañías de origen alemán en nuestro país; 74% de ellas ha anunciado nuevas inversiones este año en México y más de la mitad prometen crear más empleos. Son empresas que por lo general llegan para quedarse (algunas tienen más de un siglo aquí), desde pymes hasta grandes corporaciones como Volkswagen de México, presidida por Andreas Hinrichs; Siemens Mesoamérica, con Alejandro Preinfalk al frente; Basf Mexicana al mando de Michael Stumpp; Lufhtansa, dirigida aquí por Dirk van Nieuwkerk; Bosch México, representada por René Schlegel; Rohde & Schwarz, con Rodolfo Moncada en el timón mexicano y KPMG y su nuevo socio director general en nuestro país, Víctor Leonel Esquivel.

No debe pasar desapercibida la labor del Landesbank Baden-Württemberg en nuestro país a través de su filial LBBW México, que lidera Volker Helms, y del Centro Alemán de Industria y Comercio (German Centre México), a cargo de Susanna Hess-Kalcher. Este centro hace un trabajo ejemplar acercando las pymes alemanas al mercado mexicano, promoviendo relaciones económicas y facilitando contactos entre empresas. Tienen una representación de más de 70 empresas de todos los estados y ramos industriales de Alemania.

Ganar-ganar

Más allá de las oportunidades de hacer negocios con la primera economía de Europa, la relación comercial e industrial México – Alemania abre la puerta a otros beneficios derivados de las buenas prácticas alemanas, como los altos niveles de productividad y competitividad, innovación, vanguardia tecnológica y seguridad jurídica.

En palabras de Stephan Jost, “si México quiere hacer valer su papel como actor global en los escenarios internacionales, necesita una profunda diferenciación de sus asociaciones estratégicas internacionales que vaya más allá del discurso”.