Policías, el eslabón perdido

Imposible imaginar un panorama más caótico en México que el provocado por los agravios de los sucesos de Iguala, Guerrero. La prensa internacional revela la inseguridad nacional. No se trata de un caso aislado, ni de un accidente social. The New York Times, Le Monde, Daily Mail, El País y muchos otros informan sobre la desaparición de personas, fosas clandestinas, abuso de autoridades y la traición de las policías en agravio de la sociedad.

El presidente Enrique Peña Nieto reconoció que los acontecimientos constituyen una prueba para las instituciones del país. Agregaríamos: y para los encargados y titulares de los órganos públicos. Por desgracia, las acciones extrajudiciales y los crímenes que tienen el agravante de ser cometidos con la complicidad de quienes deberían protegernos no son privativos de Guerrero, como recientemente lo denunciaron organizaciones sociales y activistas de varios estados, con motivo del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada.

De acuerdo con Ernesto López Portillo, del Instituto para la Seguridad y la Democracia (INSYDE), las instituciones policiales son la cara más visible de los regímenes abusivos. Las causas del problema son: cultura de impunidad, tolerancia institucional a malas prácticas y débiles mecanismos de supervisión interna. La policía, integrada por seres humanos uniformados, con poder y armados, tiende siempre a excederse.

En todo el mundo la orientación es frenar la extralimitación policiaca y promover controles a sus procedimientos. En Estados Unidos, el número de organismos de supervisión de estas corporaciones creció de uno, en 1970, a más de 100 en el 2001.

Prácticamente todos los departamentos de policía de las grandes ciudades estadounidenses están sujetos a supervisión gubernamental externa. En otras naciones se aplican modelos diversos para el mismo fin; por ejemplo, en Irlanda hay un ombudsman de la policía.

Con base en la experiencia internacional, INSYDE está impulsando un interesante proyecto en la capital de Querétaro, con apoyo del presidente municipal Roberto Loyola: la Dirección de Auditoría Policial, la cual está en operación y es la primera figura externa que supervisa a una institución policial en nuestro país y en América Latina. El auditor policial tramitará quejas, recomendará investigaciones, evaluará estrategias, hará inspecciones, y propondrá procedimientos y protocolos, con el propósito de generar una retroalimentación técnica, neutral y oportuna. El objetivo final es que la supervisión policial interna salga del control de la propia policía.

La iniciativa favorece la transparencia en seguridad y la eficiencia de instituciones esenciales para la vida democrática. Este proyecto queretano es un inicio y requerirá muchos ajustes, además de enfrentar poderosas resistencias institucionales.

INNOVACIÓN

Sobre la base de que la visión internacional es esencial para la gobernanza, nos mantuvimos pendientes del Foro de Mercados Emergentes sobre el futuro de la economía mundial. En este encuentro, celebrado la semana pasada en Washington DC, las discusiones sobre crisis y desafíos evidenciaron el agotamiento del modelo económico de las últimas décadas, así como el de las instituciones nacidas de los Acuerdos de Bretton Wood (1944). Urge la definición de nuevas estrategias, acciones conjuntas y propuestas de colaboración innovadoras.