Urge fortalecer la estructura del poder

Ante la gran expectativa social en materia de justicia y seguridad pública, México requiere un Gobierno sólido, y no sólo una Administración Pública funcional.

En momentos de grave inseguridad nacional, los pactos secretos o no entre funcionarios públicos y delincuentes no pueden mantenerse encubiertos por mucho tiempo. En una crisis gubernamental, los problemas pueden tener solución, las contradicciones no.
La realidad no deja de sorprendernos con datos paradójicos o premonitorios. Arthur Schopenhauer señala: «Toda nueva verdad pasa par tres etapas. Primero, se tiende a ridiculizarla. Luego, se la ataca violentamente. Finalmente, se la da por evidente por sí misma».

1Una explicación al fenómeno de la creciente y cada vez más violenta criminalidad en México, quizá la podemos encontrar en las palabras de Virgina Vallejo, famosa colombiana quien sostuvo una relación amorosa con Pablo Escobar Gaviria durante la década de los 80 en Colombia.

Vallejo afirmo que una guerra con la delincuencia organizada es lo más costoso que existe; los carteles y delincuentes deben comprar armas modernas de fuerte calibre por toneladas. La experiencia colombiana demostró que se deben pagar generosamente a muchos soldados y altos mandos del ejercito, así como pagar a todo tipo de espías, policías traidores y delatores, a autoridades de todos los niveles, a algunos políticos y, seguramente, a varios periodistas. El caso Colombiano demostró que centenares posiblemente miles de estas personalidades, producto de la corrupción desbordante, equivalen a «la nomina laboral de una gran corporación» y no hay toneladas de droga ni productos del delito que resistan, que aguanten, ese desangre cotidiano de recursos económicos,

Tal parece que también en México algunos carteles u organizaciones criminales en estos momentos enfrentan graves problemas: (a) EI riesgo de ver desmanteladas sus redes de infiltrados en el Gobierno; (b) EI riesgo de ser encarcelados o extraditados a Estados Unidos y, sobre todo, (c) El riesgo efectivo de que el Gobierno extinga el domino sobre sus finanzas y dinero.

VOLUNTAD POLÍTICA

En otras palabras, es necesario preguntarnos: ¿es cierto que el actual gobierno mexicano, sea el Federal encabezado por el Presidente Felipe Calderón, y los estatales, en el caso de los Gobernadores, están haciendo correctamente su trabajo?
¿Realmente están desarticulando a las bandas de la droga y la delincuencia en general, decomisándoles cargamentos y cortando sus suministros de distribución, así como sus apoyos al interior del propio Gobierno?

De ser así, la delincuencia organizada tiene una severa urgencia de recuperar masivos recursos líquidos para sostener una guerra que se esta polarizando, y cada vez mas violentamente. Es sabido que para obtener y recuperar estos recursos económicos, algunos carteles u organizaciones criminales están recurriendo cada vez más al secuestro, la extorsión y al comúnmente denominado lavado de dinero.
Para intentar poner al Estado Mexicano de rodillas, están recurriendo como lo hicieron en Colombia a escenarios cada vez mas violentos y a tácticas intimidatorias, sumadas al incontenible lavado de dinero donde están involucrados poderosos intereses del sector financiero, empresarial y político.

La delincuencia organizada, capaz de todo, quizá esta aprendiendo a manipularla realidad para construirse una imagen de que cada día es mas aterradora su actividad delictiva, y de hecho lo es.
Especialistas están opinando que, toda esta violencia incontenible, cada vez más violenta y sangrienta, surge precisamente porque a cada hora algunos carteles o delincuentes se vuelven más vulnerables y menos ricos frente a la capacidad económica y de reacción del Estado.

Recordemos que, en principio, la idea del gobierno de Estados Unidos era financiar un total de 1,400 millones de dólares por medio de la Hamada Iniciativa Mérida para combatir la narcoviolencia y el crimen organizado en México y Centroamérica, monto sujeto a cambios y a importantes condicionamientos entre los Gobiernos.
En Colombia opinan que la delincuencia organizada requiere, necesariamente para existir, de instituciones de gobierno y cuerpos policiacos débiles, traidores o tolerantes.
Pensemos que mientras cientos, o casi miles, de policías van cayendo muertos a manos de la delincuencia, la Justicia Mexicana que tarda muchísimos años en concretar se convierte también en victima de su propia ineficacia.
Vale la pena comentar que en Colombia, en el año de 1990, los narcotraficantes asesinaron a más de 200 funcionarios del Gobierno, muchos de ellos impartidores de justicia, y ya ningún juez se atrevía a sentenciarlos. ¿Esto es lo que esta pasando en México?

Recientemente el Presidente Felipe Calderón hizo un llamado al Poder Judicial para que también «limpien su casa’, como respuesta a las acciones del Gobierno Federal contra la infiltración del crimen organizado en instituciones de seguridad publica y seguridad nacional, respectivamente.
¿Cómo saber o medir eficazmente si vamos o no ganando la guerra contrala criminalidad? La economía puede explicar algunos fenómenos relacionados con la delincuencia. Gary Becker, Premio Nobel de Economía 1992, señala que los delincuentes operan conforme a una racionalidad económica para cometer sus delitos, haciendo un cálculo de los costos y beneficios de su actividad criminal.

Los beneficios o ganancias se traducen en dinero, bienes, poder real o satisfacción personal. Los costos representan el riesgo efectivo de ser detenidos, riesgos de caer en prisión o las perdidas económicas al no concretar sus actividades delictivas.
Lo importante es la certeza o efectividad de que realmente se les pueda imponer una pena de prisión determinada. Es decir, el mayor y mejor incentivo o invitación para la delincuencia es siempre la impunidad.

LAS VERDADERAS RAZONES

Gobiernos Federal y estatales deben realizar acciones efectivas con visión de conjunto, de largo plazo, y no sólo medidas de deslumbrón mediático. Deben convertir al negocio de la delincuencia en un mal negocio.
El Estado mexicano debe poner a los delincuentes en crisis económica y prepararse para su violenta reacción. Los delincuentes deben saber que son muy altas las posibilidades de ser detenidos; de recibir una sentencia condenatoria que los someta realmente por años en prisión; y que las prisiones les prohíben la posibilidad de seguir operando.
Una medida que demostró excelentes resultados en Colombia es la extinción de dominio sobre los bienes y productos del delito. La prioridad es quitarles su dinero y ganancias económicas, no sólo condenarlos a prisión.
Lorenzo Meyer en su publicación periodística intitulada «Un criminal brasileño ofrece una explicación del narcotráfico mas realista que la oficial» cita a Marcos William Herbas Camacho, alias «Marcola», jefe de la banda carcelaria de Sao Paulo denominada Primer Comando de la Capital (PCC), consultable en Google, como apoyo para comprender el alcance del actual desafío del Estado mexicano y la sociedad en su conjunto.
-Marcola- señala: »Ahora somos ricos con la multinacional de la droga y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de su conciencia social». Al pedirle una solución a la guerra del Estado Brasileño con la criminalidad organizada, respondió: «¿Solución? No hay solución hermano.

La propia idea de solución, es ya un error. ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con gobernantes de alto nivel, una inmensa voluntad política crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general. Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. Ustedes necesitan hacer una autocritica de su propia incompetencia… no entienden ni la extensión del problema:».

México ha experimentado el surgimiento de leyes y acciones de Gobierno que, al aplicarse e interpretarse, quedan en manos de la improvisación, la supuesta democracia consensada, y el oportunismo social o político.
La responsabilidad del Gobierno debe ser aplaudida o enérgicamente reprochada, pues en opinión de Bertolt Brecht: «Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad».